HT9. Un hombre intenta estirarse y siente un dolor agudo en el brazo. Era un…

El 8 de noviembre de 1935 , nació un niño llamado Alain Delon en Sceaux, un suburbio parisino, a unos 80 kilómetros de la famosa Catedral de Notre Dame . Pocos podrían haber predicho que este niño, que luchaba con la disciplina y el sentido de pertenencia, se convertiría algún día en uno de los actores más reconocidos de su generación. Conocido por su impresionante atractivo y su imponente presencia en pantalla, la trayectoria de Delon desde una infancia fragmentada hasta el estrellato mundial sigue siendo una de las historias más cautivadoras del cine.

Una película italiana restaurada destaca al ícono francés Alain Delon – Fra Noi

Vida temprana y luchas familiares

Los primeros años de Alain Delon fueron poco estables. Su madre trabajaba como farmacéutica, mientras que su padre regentaba un pequeño cine. Cuando la pareja se separó, con solo tres años, Alain vivió dividido entre dos hogares. Ambos padres acabaron volviéndose a casar, creando un ambiente familiar ensamblado que hizo que el joven Delon se sintiera como un extraño.

Su padrastro trabajaba como carnicero, y su madre más tarde se unió a él en el oficio. Con poco tiempo para criar a su hijo, contrataron a una niñera para que lo cuidara. Delon admitió más tarde que, si bien al principio disfrutó de la libertad de mudarse de casa en casa, con el tiempo empezó a sentirse abandonado, como si nadie se preocupara por él.

Esta sensación de desplazamiento dejaría un impacto duradero en el personaje de Delon, dando forma a la intensidad y vulnerabilidad que más tarde aportó a sus papeles en la pantalla.

Alain Delon tuvo una carrera destacada y es uno de los verdaderos íconos del cine francés. Aquí están sus quince mejores películas, clasificadas.

Un estudiante con problemas

Los años escolares de Delon estuvieron marcados por la turbulencia. Inteligente pero inquieto, a menudo se metía en problemas por travesuras y desobediencia. Su comportamiento provocó múltiples expulsiones, obligándolo a cambiar de escuela repetidamente. Profesores y administradores luchaban por contener su espíritu rebelde, que parecía más propio de la aventura que de la disciplina académica.

En un momento dado, lo enviaron a formarse como carnicero, siguiendo el ejemplo de su padrastro. Sin embargo, tras solo tres meses trabajando en la tienda, se dio cuenta de que el oficio no era para él. Siguieron breves periodos en una tienda y otros pequeños trabajos, pero ninguno parecía encajar con las ambiciones del inquieto joven.

Alain Delon: El trágico final de la vida de un ícono del cine cuyos hijos se pelean por el afecto de su padre.

El servicio militar y un punto de inflexión

La vida de Delon empezó a tomar forma al unirse a la Armada Francesa. El servicio militar le proporcionó la disciplina y la estructura que le faltaban desde hacía tiempo. Aunque fue una adaptación difícil, Delon posteriormente reconoció que su tiempo en el Ejército le inculcó valores de resistencia y responsabilidad.

Tras regresar del servicio, trabajó como camarero para llegar a fin de mes. Sin embargo, bajo la superficie, su vida estaba a punto de cambiar drásticamente. Su encanto natural y su imponente físico comenzaron a llamar la atención, lo que lo llevó por un camino que pronto lo alejaría de los trabajos comunes y lo llevaría al mundo del cine.

Entrar en el cine

El ascenso de Delon a la fama no fue inmediato, pero sí meteórico una vez iniciado. A finales de la década de 1950, fue descubierto por cineastas y directores de casting que reconocieron su potencial. Su gran éxito llegó con papeles en películas que destacaron su intensa presencia en pantalla, entre las que destaca “Purple Noon” (1960) , donde interpretó al enigmático Tom Ripley. La película presentó su talento al público internacional y lo consolidó como una estrella emergente del cine europeo.

Durante las décadas siguientes, Delon forjó una carrera extraordinaria tanto en Francia como en el extranjero. Sus actuaciones en películas como «Rocco y sus hermanos» (1960) , «Le Samouraï» (1967) y «El clan siciliano» (1969) consolidaron su reputación como actor talentoso y uno de los protagonistas más atractivos de su época.

Alain Delon, el dios de la pantalla francesa con defectos - Gente - The Jakarta Post

Un icono global

En las décadas de 1960 y 1970, Alain Delon no solo era una estrella en Francia, sino también una figura mundial. Su estilo, carisma y aura de misterio lo convirtieron en un icono cultural. Diseñadores de moda, fotógrafos y cineastas lo buscaban, y se convirtió en un símbolo de la elegancia europea.

A diferencia de muchos actores cuyas carreras se desvanecieron, Delon mantuvo su influencia mucho más allá de sus mejores años como actor. Su nombre se convirtió en sinónimo de sofisticación, y sus películas siguen siendo reconocidas como clásicos del cine internacional.

Desafíos personales

Tras el glamour de la fama, la vida de Delon no estuvo exenta de controversias. Sus relaciones personales, sus roces con el escándalo y su ocasional retirada de la vida pública a menudo acapararon titulares. Sin embargo, a pesar de la turbulencia, mantuvo una fuerte conexión con su arte y su público.

En entrevistas, Delon ha sido sincero sobre las dificultades de su juventud, reconociendo cómo su difícil infancia lo moldeó. Esta honestidad, sumada a su perdurable legado cinematográfico, ha profundizado la fascinación del público por su historia.

Alain Delon | Biografía, películas y datos | Britannica

El legado de Alain Delon

Hoy en día, Alain Delon es considerado una de las figuras más importantes del cine francés. Su influencia se refleja en la obra de directores y actores de todas las generaciones. Desde sus primeros problemas con la inestabilidad familiar y las expulsiones escolares hasta su transformación en una estrella internacional, su vida encarna la resiliencia y la reinvención.

Más que un simple actor, Delon se convirtió en un referente cultural, representando tanto el encanto como la complejidad del cine europeo. Su carrera sirve como recordatorio de que detrás de cada ícono hay una historia humana, forjada por las dificultades, la perseverancia y la búsqueda de la identidad.

Conclusión

La historia de Alain Delon es más que la de un apuesto actor que saltó a la fama. Es la travesía de un niño que soportó una vida familiar fracturada, años escolares rebeldes y comienzos inciertos antes de encontrar su propósito en el teatro y la pantalla. Su camino nos recuerda que la grandeza a menudo surge de la lucha, y que el poder del cine no solo reside en la narrativa, sino en las vidas reales que lo inspiran.

Hãy bình luận đầu tiên

Để lại một phản hồi

Thư điện tử của bạn sẽ không được hiện thị công khai.


*