Un hombre encerró a su perro en un coche durante una ola de calor: para salvar al animal, rompí la ventanilla, y entonces sucedió algo totalmente inesperado.

Un hombre encerró a su perro en un coche durante una ola de calor: para salvar al animal, rompí la ventanilla, y entonces sucedió algo totalmente inesperado.😱😱

Ayer hizo un calor sofocante. El aire estaba en calma, el asfalto se derretía bajo mis pies y lo único que quería era llegar a casa cuanto antes y encender el aire acondicionado. Pero antes, decidí pasar por el supermercado a comprar algo para cenar.

Mientras caminaba por el estacionamiento, entrecerrando los ojos por el sol, de repente sentí algo extraño. Me giré y la vi. Una pastora alemana. Estaba sentada en un coche cerrado, sufriendo claramente por el calor. Inmediatamente me alarmé: los cristales estaban empañados, la perra jadeaba con fuerza, tenía la lengua fuera y los ojos vidriosos. Era obvio: estaba al límite. Si fuera hace 30 °C, dentro de un coche hace mucho más calor.

En el parabrisas vi una nota con un número de teléfono. Llamé. Un hombre contestó. Intenté explicarle con calma:

—¡Su perro está sufriendo por el calor, por favor regrese inmediatamente y al menos abra una ventana! —Pero él respondió fríamente:

—Le dejé agua. No es asunto tuyo.

Sí, había agua, pero en una botella sellada. Estaba furioso. ¡¿Cómo se supone que un perro va a beber de una botella cerrada?! No podía esperar más. Agarré una piedra que tenía cerca y golpeé la ventana con todas mis fuerzas. Se hizo añicos con un estruendo. La alarma del coche se activó, pero no me importó.

Saqué a la perra del agua. Se desplomó a mi lado, respirando con dificultad, pero ya empezaba a recuperarse. Le eché agua por encima y pedí ayuda.

Unos minutos más tarde, apareció el “dueño”, con el rostro desfigurado por la rabia:

— ¡¿Estás loco?! ¡Voy a llamar a la policía!

Cuando llegó la policía, sucedió algo que ninguno de nosotros esperaba. 😱😨Continúa en el primer comentario.👇👇

Y sí, los llamó. Pero tras escuchar a ambas partes y ver el estado del animal, la policía determinó que yo no había infringido la ley. Le impusieron una multa y se abrió una investigación por maltrato animal. A mí me dieron la mano y me dijeron «gracias».

¿Y el perro?

Ya está en casa conmigo. Bien alimentada, contenta, confiada al máximo. Esa misma pastora alemana que casi muere ayer por la negligencia de alguien ahora duerme a mis pies. ¿Y sabes qué? Volvería a romper la ventana. Sin dudarlo.

No entiendo a esta gente irresponsable que no se da cuenta de que los animales son seres vivos como nosotros. Necesitan cuidados. ¡No son juguetes!

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