Un niño de nueve años llegó solo al hospital y se quejó de un fuerte dolor de estómago: cuando los médicos lo examinaron, se horrorizaron por lo que vieron.

Un niño de nueve años llegó solo al hospital y se quejó de un fuerte dolor de estómago: cuando los médicos lo examinaron, se horrorizaron por lo que vieron.😱😱

A última hora de la noche, las puertas de urgencias se abrieron de par en par y entró un niño flacucho de unos nueve años. Estaba solo, con ropa vieja, demasiado grande para su pequeño cuerpo. Tenía el rostro pálido, le temblaban los labios y se aferraba el estómago con fuerza.

—Me… duele mucho… el estómago… —susurró débilmente.

La enfermera se quedó atónita: el niño había llegado completamente solo. Inmediatamente llamó al médico de guardia y lo llevaron a la sala de reconocimiento.

El médico intentó averiguar algo:

—¿Cómo te llamas? ¿Dónde están tus padres? ¿Te caíste y te lastimaste?

Pero el niño se limitó a menear la cabeza y repitió lo mismo:

—Me duele el estómago… mucho…

No dijo nada sobre su madre, su padre ni su hogar. Parecía que tenía miedo de hablar.

Los médicos, preocupados por su estado, ordenaron inmediatamente pruebas y una radiografía. Cuando las imágenes aparecieron en la pantalla, todos en la sala se quedaron paralizados. 😱😱Continúa en el primer comentario.👇👇

Dentro de los intestinos del niño se veía claramente un largo objeto metálico.

—Un clavo… —dijo uno de los cirujanos, sin poder creer lo que veía.

El niño fue preparado de inmediato para la cirugía. Los médicos trabajaron con extrema precaución: cualquier movimiento en falso podría causar una hemorragia.

Cuando el clavo oxidado y afilado finalmente estuvo en manos del cirujano, todo el equipo respiró aliviado. El niño había sobrevivido milagrosamente.

Pero las preguntas principales quedaron sin respuesta: ¿cómo pudo un niño de nueve años tragarse un clavo?

Tras la operación, un psicólogo y un trabajador social intentaron hablar con él. Al principio, el niño permaneció en silencio, con la mirada fija en el suelo, y luego dijo en voz baja y temblorosa:

—Papá dijo… Tengo que hacerlo… si no lo hago, algo malo me va a pasar…

Los médicos intercambiaron miradas. Lentamente, de las frases entrecortadas, surgió una imagen aterradora. Resultó que el padre había obligado al niño a tragarse diversos objetos: clavos, tornillos, comida en mal estado.

Lo grabó todo en su teléfono y lo publicó en línea para ganar vistas y “me gusta”.

El niño lloró mientras explicaba que cada “tarea” terminaba en dolor, pero nunca se atrevió a desobedecer.

La historia conmocionó al hospital. Se llamó de inmediato a la policía y a los servicios de protección infantil. El padre fue arrestado y el niño quedó bajo protección.

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