La suegra llamaba todos los días exactamente a las 2:00 AM: no podíamos dormir por su culpa y estábamos furiosos hasta que descubrimos el verdadero motivo de estas llamadas.

La suegra llamaba todos los días exactamente a las 2:00 AM: no podíamos dormir por su culpa y estábamos furiosos hasta que descubrimos el verdadero motivo de estas llamadas.😱😨

Después de la boda, mi esposo y yo disfrutamos de una vida tranquila y acogedora en nuestro apartamento. Todo iba bien… hasta una extraña llamada nocturna.

A las 2:00 a. m. sonó el teléfono. Mi esposo se despertó antes que yo, contestó y palideció.

—Mamá… ¿está todo bien? —murmuró.

Ella sólo preguntó:

—Hijo, ¿estás dormido? ¿Está todo bien?

Fue extraño, pero pensamos que quizá su madre se encontraba mal o no podía dormir. Incluso me dio un poco de pena.

Pero la noche siguiente la llamada se repitió. Y otra vez, exactamente a las 2:00. Llamó, habló casi en un susurro y siempre hacía la misma pregunta:

—Hijo, ¿dormiste? Solo quería saber si estabas bien.

Empezamos a enojarnos. Estábamos agotados, no dormíamos lo suficiente, mi esposo no podía concentrarse en el trabajo. Me irrité cada vez más.

La tercera noche, sugerí apagar los teléfonos. Pero a las 2:30 a. m…. llamaron a la puerta. La suegra estaba allí. Estaba en camisón, descalza. Ni rastro de vergüenza en su rostro.

—No pude alcanzarte… y tenía miedo —dijo con calma mientras entraba al apartamento.

Estaba furiosa. Pero mi esposo seguía intentando ser paciente. Amaba a su madre, aunque admitía que no era normal.

Esto duró más de una semana. Le temíamos a la noche. Le rogamos que parara… en vano.

Una vez, incluso le grité, pero solo sonrió. Cuando, después de unos días, finalmente supimos la verdadera razón de estas llamadas nocturnas, nos quedamos horrorizados. 😨😱Continúa en el primer comentario.👇👇

Ese día, decidimos apagar los teléfonos otra vez. Queríamos dormir un poco al menos una vez. Estábamos seguros de que la suegra volvería.

Pero esa noche no vino. Nos sentimos sorprendidos y hasta aliviados. Me desperté muy feliz y descansado.

Durante el día, mi esposo y yo decidimos visitarla. Solo para ver si estaba molesta o enferma.

Cuando abrimos la puerta de su apartamento, nos invadió un olor extraño… Estaba muerta en el sillón. El teléfono en la mano. Estaba apagado.

El fallecimiento se produjo alrededor de las dos de la mañana.

Y entonces nos impactó como una descarga eléctrica: no recibíamos llamadas porque ya no podía hacerlas. Tenía miedo de morir sola, lo sentía todo, y éramos personas desalmadas.

Responde siempre las llamadas de tus padres. Quizás te llamen por última vez.

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