Estaba durmiendo con una fiebre de 39,5 °C cuando mi suegra me echó agua fría encima y me ordenó que me levantara para recibir a los invitados; y fue entonces cuando lo hice…

Estaba durmiendo con una fiebre de 39,5 °C cuando mi suegra me echó agua fría encima y me ordenó que me levantara para recibir a los invitados; y fue entonces cuando lo hice…🫣😲

Tenía 39,5 °C de fiebre, dolor por todo el cuerpo, la garganta me ardía como si me la hubieran raspado con lija, me dolía muchísimo la cabeza y tenía un zumbido constante en los oídos. Decidí envolverme en una manta y echarme una siesta, solo para olvidarme un rato de ese dolor infernal. Dormir parecía mi única escapatoria.

Al principio, tenía pesadillas extrañas y recurrentes, como si caminara penosamente por un lodo espeso y alguien me arrastrara cada vez más adentro. De repente, un chorro de agua helada me salpicó la cara. Me estremecí, jadeé y luché por abrir los ojos; entonces vi una figura de pie sobre mí.

—¡¿Sigues durmiendo?! —la voz aguda y ronca me taladró los oídos.

Era mi suegra. Su rostro era duro como la piedra, sus labios apretados en una fina línea casi blanca, sus manos cerradas en puños. Me miraba fijamente como si me hubiera sorprendido haciendo algo vergonzoso.

—¡Levántate! —casi gritó—. ¡Los invitados llegarán en una hora! ¡Todo debe estar impecable! ¡Recoge, pon la mesa! ¡No te quedes ahí sentada como una holgazana!

Quise decir algo, pero no tenía fuerzas. En vez de eso, me incorporé lentamente e intenté secarme el agua fría de la cara, sintiendo temblar todo mi cuerpo.

—Mamá… tengo 39,5 °C de fiebre… ni siquiera puedo levantar la cabeza… —mi voz era débil.

Pero ella simplemente lo desestimó con un gesto.
—¡Ay, por favor! Todo el mundo se enferma. ¡Yo también me he enfermado y aun así lo hice todo! ¡No te atrevas a avergonzarme delante de los invitados!

En ese momento, algo dentro de mí se rompió. Sus palabras no solo fueron crueles, sino frías e indiferentes, como el agua que acababa de verter sobre mí.

Y entonces hice algo que hizo que mi suegra entrara en pánico y me suplicara perdón, pero ya no me importaba. 😱😨Continúa en el primer comentario .👇👇

Me levanté lentamente de la cama. Me temblaban las piernas, el mundo me daba vueltas. Pero pasé junto a ella sin decir palabra. El teléfono estaba en la mesita de noche; lo agarré y, justo delante de ella, marqué el 911.

—Hola, ¿ambulancia? Me siento muy mal… fiebre de casi 40 °C, debilidad extrema, dolor de garganta y dolor de cabeza… sí, la dirección es…

Mi suegra reaccionó con enfado:
—¿Qué estás haciendo? ¡Los invitados llegarán en una hora!

—Tienes visitas. Tengo una infección y fiebre. Y este es mi apartamento. —Por primera vez, lo dije en voz alta, con calma y claridad, sin mi tono de disculpa habitual.

Mientras preparaba mi bolso, ella caminaba de un lado a otro en la cocina, murmurando sobre una “nuera loca”. Pero cuando la ambulancia llegó veinte minutos después, yo estaba lista. El médico me tomó la temperatura, me revisó la garganta y dijo:
—Vamos al hospital. Esto es grave.

Me puse la chaqueta y, antes de irme, la miré:
—Cuando vuelva, tú y tus invitados ya no estaréis. Y no volveréis a entrar aquí sin mi permiso.

Abrió la boca para decir algo, pero cerré la puerta tras de mí.

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