Tarde en la noche, una mujer escuchó un extraño golpe desde el otro lado de la pared y, unos minutos después, sucedió algo completamente inesperado.

Tarde en la noche, una mujer escuchó un extraño golpe desde el otro lado de la pared y, unos minutos después, sucedió algo completamente inesperado.😱😱

Tras el divorcio, la mujer se encontró en un diminuto apartamento de dieciséis metros cuadrados en un edificio viejo y medio en ruinas. Paredes agrietadas, puertas desgastadas y una cama que crujía se convirtieron en su nueva realidad. Había huido de su marido, dejándolo todo atrás: su vida familiar, sus esperanzas e incluso al hijo que había perdido.

Era una herida que no sanaba, y en lugar de apoyo, su marido la había sumido en un infierno aún más profundo. Escándalos, discusiones, celos sin razón y prohibiciones de salir del apartamento convirtieron su existencia en una pesadilla.

Un día, tras otra discusión, la mujer comprendió: si se quedaba, su marido la destruiría por completo. Se marchó, huyendo casi sin dinero, solo con una pequeña bolsa y con el deseo de esconderse de él.

Como tenía tan poco dinero, tuvo que alquilar un pequeño apartamento en un edificio antiguo, sin muebles ni comodidades.

Por la noche, permanecía inmóvil bajo una fina manta, escuchando las voces de las casas vecinas. Al principio, pensó que solo eran los vecinos haciendo ruido.

Pero una noche, ocurrió algo muy inusual. Eran las tres de la mañana. Un sonido extraño la despertó de repente. Era un golpe. Pero no en la puerta, sino en la pared.

Al principio, pensó que solo eran los vecinos haciendo ruido. Pero los golpes se repetían: sordos, rítmicos, como si alguien intentara enviar una señal.

La mujer se levantó lentamente de la cama, se puso una camiseta y pantalones cortos, pisó descalza el suelo frío y caminó hacia la pared. Se quedó paralizada, pegando la oreja a la superficie fría. El corazón le latía con fuerza de miedo.

Los golpes se repitieron. Silenciosos, casi imperceptibles.

— ¿Quién anda ahí? — susurró, aunque sabía que probablemente no obtendría respuesta.

Pero al segundo siguiente, algo terrible ocurrió. 😱😱Continuación en el primer comentario.👇👇

De repente, se escuchó un golpe fuerte, tan fuerte que el viejo tabique tembló. Al instante siguiente, la pared se hizo añicos, como si fuera cartón.

La mujer gritó y cayó al suelo, cubriéndose la cabeza con las manos. Fragmentos de yeso le cayeron sobre el cabello y los hombros.

Cuando levantó la vista, un hombre estaba en la puerta. Vestido de negro, con la capucha puesta, el rostro oculto en la sombra. Dio un paso adelante, y ella solo vio una silueta. El hombre se abalanzó sobre ella de repente y la agarró del hombro. Ella gritó, luchando por liberarse:

—¡¿Quién eres?! ¡¿Qué quieres?!

Él no respondió, solo la presionó con más fuerza contra el suelo. Ella intentó alcanzar su teléfono, pero el hombre lo apartó de una patada.

Desesperada, arañó y mordió, pero la fuerza era desigual. Y entonces, cuando la tenue luz del pasillo iluminó el rostro del desconocido, vio sus rasgos.

Era él. Su marido.

—Te lo dije —susurró, y su voz, retorcida por el odio, la hizo estremecer—. No puedes huir. Te encontré.

Ella sintió que él le agarraba el pelo y le echaba la cabeza hacia atrás.

—Vine por ti. Y ahora solo harás lo que yo diga.

Su grito resonó por los pasillos vacíos de la casa, pero nadie respondió. Esta casa estaba abandonada; nadie quería involucrarse en los problemas de los demás. Comprendió que tendría que salvarse.

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